Con sus preciosos faros, su muy elegante parrilla frontal y sus interesantes diseños de volante, el legendario coche de la era soviética, el Moskvich, era el orgullo de cualquier ruso que tuviese uno.
Efectuado por última vez hace 2 décadas, un regreso sorpresa para el Moskvich, que en nuestro idioma sería «moscovita», en este momento está en las cartas merced al éxodo de los desarrolladores de vehículos occidentales de Rusia.
En el momento en que el desarrollador de vehículos francés Renault anunció su partida, apareció el alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, describiendo proyectos para nacionalizar su factoría de Moscú, que en algún momento fue el centro de producción del Moskvich, para un renacimiento moderno del automóvil.
Pese a la «extendida y gloriosa historia» del Moskvich, como ha dicho Sobyanin, los entusiastas afirmaron a Reuters que estaban divididos sobre los proyectos para reiniciar un coche que varios aceptaron había sido apartado al pasado.
«Escuché que Moskvich está a puntito de regresar a la vida… y estoy muy feliz de ahí que», ha dicho Alexander Bondarenko, quien vestía una remera con la marca Moskvich. «Si introducen una versión actualizada del 2140, lo adquiriré inmediatamente».
Pero ciertos entusiastas de Moskvich son incrédulos de los proyectos, sintiéndose políticamente motivados.
«El renacimiento de Moskvich es una resolución populista», ha dicho Sergei, un habitante de Moscú, que se negó a ofrecer su apellido y añadió: «No está claro qué vamos a poder con esto».
En la mitad de un éxodo popularizado de compañías occidentales, el presidente Vladimir Putin dijo que los rusos habrían de estar orgullosos de la herencia industrial del país y desea acrecentar la base de fabricación nacional de Rusia.
Otros entusiastas de los coches afirmaron que la historia del amado Moskvich debería mantenerse anteriormente.
«El Moskvich no ha de ser tocado: murió, fue ejecutado», ha dicho Stanislav Tsibulsky, refiriéndose a la dolorosa desaparición de la factoría de vehículos de Moscú que fabricaba los coches. Mencionó que los trabajadores de la factoría estuvieron sin salario a lo largo de años y miles perdieron sus trabajos.
«La factoría fue destruida, no había museo y en este momento nos encontramos planificando volver a poner el Moskvich», afirma.
«Me semeja una blasfemia».
Hay docenas de modelos del Moskvich, que empezó a generarse en 1946 y resistió la caída de la Unión Soviética antes de ser cerrado en 2001.
En el auge del automóvil, la multitud aguardaba una década por entre los modelos mucho más populares, el Moskvich 412, que según los apasionados costaba en torno a 5.000 rublos soviéticos en 1975, en el momento en que el salario medio por mes era de 150 rublos.
Para el nostálgico dueño de Moskvich, Sergei Ushakov, el regreso del automóvil a la vida es una buena nueva, pero afirma que el enfoque del país ha de ser crear vehículos modernos.
“Este es un producto extraño que sostengo en condiciones de trabajo”, afirma, sonriendo mientras que muestra su Modelo 400 Moskvich.
«Pero no hay necesidad de generar exactamente los mismos coches».
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